¡Buenas!
A ver, plantéate esto: ¿que es lo mejor que te puede ocurrir si te encuentras con un edificio abandonado? Ya te lo digo yo: que dentro de él haya animales. Por no las ratas que estás imaginando, no. Nada menos que una jirafa, un mono y un pelícano.
Pues lo mismo me pasó a mí cuando comencé a leer este libro. Y lo siguiente que sucedió fue que lo devoré y me lo pasé pipa al hacerlo. Y es que si a lo que te he contado arriba le sumas que los animalitos son limpiaventanas y que los contrata un duque millonario para que limpie las seiscientas ventanas de su lujosa mansión, la cosa ya está clara: esta es una novela de las buenas y de las divertidas. No en vano su autor es Roald Dahl, el tipo que nos regaló Las Brujas, Charlie y la fabrica de chocolate, Matilda y un montón de obras de arte de la literatura de esas que leen los niños y los adultos. A los dibujos, su socio Quentin Blake, con unas ilustraciones alucinantes que te van a a encantar. Admitámoslo; solo un genio como Dahl es capaz de imaginar tres animales tan distintos, inventar una historia tan deliciosa como esta y que, además, sea una gozada de leer. Por si no lo has notado, es uno de mis escritores favoritos. ¿Qué opinas tú?
Por cierto, hablando de cosas deliciosas, busca a Willy Wonka y sus no menos deliciosos productos en las páginas del libro.
¿CÓMO?
¿QUE NO SABES QUIÉN ES?
Vamos a imaginar que no he oído eso...
¡Felices lecturas!
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