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miércoles, 29 de abril de 2015

De la hoja en blanco a la ilustración: ¡Yo soy tu padre!


¡Muy buenas a todos!


Hoy os traigo otro proceso de elaboración de una de mis ilustraciones, en concreto, la de "Yo soy tu padre"

¿Listos?

Para empezar, esta era la idea original. La hice sin pensar mucho, tres rayajos muy acelerados que captaran lo que tenía en mente. Desde el principio me gustó así que no busqué más opciones.





Después, volví a trazar el dibujo anterior solo que en un papel un poco más grande y señalando ciertos detalles para no llevarme algún susto en cualquiera de los pasos posteriores. Siguen siendo trazos muy ligeros pero, al menos, comienzo a definir alguna (posible) luz del casco así como la boca del niño. Son meros detallitos pero ayudan.




Desde crío, cuando pasaba horas y horas y horas tratando de dibujarle copiándome de los cómics Marvel o de los catálogos de los muñecos de la saga, descubrí una verdad absoluta : dibujar el casco de Darth Vader es un problema. Es anguloso, negro, lleno de brillos y, para colmo, es tan conocido que si cambias algo se nota. Por eso, en este paso, hice una valoración de negros y reflejos. De este modo me preparo para el coloreado. Por cierto, hay cosas que no se hacen de memoria y el casco de Anakin Skywalker es una de ellas. Por eso utilicé la ayuda de fotos y de un Darth Vader de 80 centímetros que me trajeron los reyes y que gobierna mi estudio. Esto último lo acabo de escribir con auténtico orgullo.




Después del casco, el niño fue algo más relajado. Por si no lo has notado, aquí se ven los dos ojos mientras que, en los dibujos de arriba, no. Además, me gustó la cara de flipadillo que me salió.




Hora de usar la mesa de luz y calcar el montón de garabatos anteriores al papel de dibujo. Es algo satinado pero  no me importa. Queda tan limpito que da gusto.




Paso a las acuarelas. La primera capa es muy suave. Con un pincel tipo brocha doy pinceladas muy locas en el fondo. Luego paso a la ropa y la piel. No me gusta que el color esté muy uniforme porque pierde gracia. Por si no lo has adivinado, el casco lo dejo para lo último. El Lado Oscuro es poderoso, tentador y difícil de colorear.




Turno de las sombras y algún que otro detalle, como la rayas de la camiseta del papi. La textura de las manchas de la pared las hice con una esponja de bebé. Y, al fin, primera capa de color para el casco. En un principio iba a hacerlo con un rotulador pero tuve la luminosa idea de pensar que la transparencia de la acuarela negra podría contribuir a los brillos.



Y, como final, lo que más me gusta: el pasado a tinta. En este caso, plumilla y tinta india. El casco no lo entinté pero sí le dí un par de capas más de color. Finish, que dicen los ingleses.




Este es el resultado. ¿Te ha gustado? ¡Espero que sí!




¡Hasta la próxima!


jueves, 23 de abril de 2015

EL misterio de la fórmula robada: 1 libro 1000 emociones


¡Hola a todos!

Es un placer compartir con vosotros que mi novela "El misterio de la fórmula robada" ha sido escogida por el colegio Ciudad  de Columbia (Tres Cantos) dentro de su actividad "1 libro 1000 emociones" destinada al fomento de la lectura entre los niños.

Muchas gracias a los profesores del colegio, a los niños y, en especial a Elena, la jefe de estudios, por hacerme este gran honor.






Para saber más del libro, te invito a hacer click en este enlace:










¡Felices lecturas!

sábado, 18 de abril de 2015

¡Noticia de última hora!



La redacción de Galaxia de letras está de enhorabuena: la famosa Matilda, dueña del imperio de Galletas Matilda, está de acuerdo en concedernos una entrevista con motivo del robo de la fórmula de su última galleta cuyo revolucionario sabor sacudiría el mundo entero.

Matilda, haciendo gala de su deliciosa hospitalidad, nos recibirá en su mansión en breve y hablará con nosotros.





Como sabéis, se acaba de publicar "El misterio de la fórmula robada" por editorial Algar donde se analiza en caso y se especula acerca de los posibles culpables.

Desde Galaxia de letras queremos expresar nuestro agradecimiento a Matilda y desearle mucha suerte para que esa misteriosa fórmula se recupere lo antes posible y podamos deleitarnos con la nueva galleta. Y, por supuesto, esperamos que el responsable (o responsables) de esta acción tan vil, cochina y rastrera sean puestos entre rejas lo antes posible. 

¡Ánimo, Matilda!


Para más información:


(Algar editorial, Colección Calcetín número 92)


miércoles, 15 de abril de 2015

miércoles, 8 de abril de 2015

El almacén de las palabras terribles



Sé sincero: ¿cuántas veces has dicho algo sin pensar en el daño que ibas a hacer con esas palabras? Seguro que unas cuantas, ¿verdad? Me refiero a ese tipo de cosas que se sueltan en un momento de rabia o enfado. Luego nos pesa haberlo dicho y sientes un dolor que quema por dentro y  comprendes que eres un idiota por no haber pensado antes de hablar. Ahora bien, imagina que todas esas palabras horrorosas estuvieran guardadas en un almacén. ¿Tú qué harías? ¿Las observarías sin más o aprenderías del hecho de haberlas dicho?

Pues de eso va a ir esta novelita escrita por Elia Barceló: de decir cosas terribles y de sus consecuencias. A lo largo de sus 118 páginas vas a conocer a dos protagonistas, Talia y Pablo que, como por arte de una magia extraña y misteriosa, acaban en un almacén donde se guardan las palabras terribles que han dicho. Pero, prepárate porque las cosas no son siempre lo que parecen y la acción se va a situar en dos mundos que podemos llamar AQUÍ y ALLÍ. Súmale un horrible accidente, familias rotas y... 




Espera, espera, que puede que ya esté  escribiendo demasiado y, como a mí me molesta mucho que me destripen las sorpresas, te voy a proponer que seas tú el que lea este libro. Yo lo he hecho y me ha parecido muy curioso. Eso sí, mi humilde consejo es que tengas doce o trece anos para que lo hagas. Los libros son como todo: hay que tener los años apropiados para leerlos, más que nada, para disfrutarlos como se merecen.

Por cierto, si hay un almacén lleno de palabras terribles, ¿habrá alguno que contenga las bonitas y agradables? ¡Ese sí que tiene que ser un lugar precioso!

Felices lecturas.