¡Terroríficos saludos!
Aprovechando que es Halloween, estaba yo tomando una tacita de chocolate caliente bajo la luz de la luna con mis amigos Edgar Allan Poe y H. P. Lovecratf, hablando de cosas misteriosas y terroríficas, cuando nos asomamos a la ventana y... ¿qué creéis que vimos?
Pues sí, una chica que, apoyada en la luna, nos observaba muy callada.
—Estaba
escuchando vuestros relatos —nos explico— y no quería molestaros.
—¿Y te gustan?
—preguntó Lovecraft.
—¡Ya lo
creo! —respondió ella—. Estaría escuchándolos toda la noche.
—¡Pues —dijo Poe
sirviéndose otra taza de rico chocolate mientras no dejaba de acariciar al gato
negro— no vas a estar ahí sola NUNCA MÁS! Anda, baja, que te sirvo un poco.
Y así, los cuatro seguimos contando historias de terror y misterio. Luego, cuando llegaron mis amigos Verne y Stoker fue tremendo porque montamos una fiesta de disfraces terroríficos con los que asustamos a los vecinos, a las nubes del cielo y al pobre gato negro.
¡Felices lecturas