Esta es la cara de un científico malvado.
Y, dicen, que chiflado.
Y muy goloso.
Tanto es así, que se ha fabricado un hijito con restos de envases, bolsas de chuches y cajas para enseñarle a hacer maldades.
Se llama doctor Frankenboten y, desde luego a mí, me cae de maravilla.
Os invito a conocerle aquí:
No hay comentarios:
Publicar un comentario