¡Mucho ojo cuando os vayáis a la cama
que, quizás, el duende fisgón os vigila desde la ventana!
¡Ni se os ocurra encender la luz!
No sea que veáis esa cara de rana atragantada
y, ¡catapúm!,
os de un patatús.
Acuarelas, tinta y lápices de colores.
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