¡Hola a todos!
Vamos allá con una nueva entrega para el apartado De la hoja en blanco a la ilustración, al que podéis acceder en el menú de la parte de arriba. En esta ocasión, voy a mostraros cómo realicé mi ilustración Frankie, basada en uno de mis personajes favoritos, la criatura que crea el chiflado doctor Frankenstein. Como podéis ver, el dibujito está basado de manera cómica en el aspecto del actor Boris Karloff que interpretó al personaje allá por los años treinta.
Muy bien, ¿listos?
Para empezar, me apetecía trabajar con rotuladores. Esto implica una cosa fundamental: lo mismo que las acuarelas o el pastel exigen un papel determinando, lo mismo ocurre con los rotuladores. Yo he utilizado papel Strathmore Marker de 190 gr, que tiene una superficie muy satinada, de color muy blanco e ideal para trabajar con los rotus. Además, es bastante grueso, lo que hace que sea una auténtica gozada trabajar con él.
Pues bien, después de un boceto rapidito con lápices en papel de andar por casa (el típico Din-A4 de toda la vida), procedí a calcar el dibujo al papel definitivo usando una mesa de luz. El resultado es que tengo el dibujo a lápiz tan limpio que da gusto verlo. Ya, desde este momento, decidí no incluir nada en le fondo para aprovechar la blancura del papel y, de este modo, resaltar aún más el dibujo.
Parece que no pero... ¡está ahí! |
Lo siguiente es empezar a usar los rotuladores, claro. Yo he usado unos que me vuelven loco y con los que me lo paso pipa: rotuladores Brush Pen Ecoline. Tienen una gama de colores bastante amplia y resultan muy brillantes y llamativos. Aquí podéis ver la primera capa, que es toda la piel de la criatura de color verde. Un pequeño apunte: estuve a punto de hacer la ilustración en blanco, negro y gris pero lo del color verde es un guiño a la peli de 1931, ya que el actor Boris Karloff iba maquillado de verde para parecer más blanco en pantalla porque, por aquel glorioso entonces, no había color.
Después de este detalle friki-cinéfilo sigo con los rotus. Lo mejor que puedes hacer si los manejas es colorear rapidito sin levantar la punta del papel. Esto es así porque esos rayajos que parece que dejan los rotuladores cuando los usamos se llaman "aguas" y hay mucha gente que consideran quedan fatal. Tranquilidad, que esta es una característica de los rotus que, desde luego, no es algo malo. El resultado es este:
¿Y ahora? Pues algo que a muchos les puede sorprender: hay que esperar a que el color seque. De este modo, podré aplicar otros encima y no llevarme sustos. Por eso, mientras el verde seca, me ocupo del pelo y las cejas con el color negro.
Aquí tenemos el conjunto. Parece que Frankie ya va cobrando vidilla, ¿eh?
Una vez todo bien seco, empiezo a dar volumen al dibujo. Para ello, me encargo delas zonas con el mismo color verde que antes, algo así como el efecto de las acuarelas cuando se superponen capas del mismo color. ¡Por eso era tan importante que la primera capa secase bien!
Para las zonas más oscuras, echo mano de un verde más intenso. De este modo, perfilo un poco.
Para las zonas más oscuras, echo mano de un verde más intenso. De este modo, perfilo un poco.
¿Veis? Aquí la cosa ha cambiando mucho. Además, el relleno a negro de los ojos y la boca dan mucho juego.
Y vamos allá a los retoques finales., Después de dejar secar (otra vez) lo hecho en el paso anterior, añado detallitos: pequeñas sombras en la frente con el verde inicial y alguna cosita con el tono más oscuro.
Y, ¡tan-ta-ta-chán!, el trabajo está terminado. Como podéis ver, un proceso muy sencillo para una ilustración muy sencilla.
Y, ¡tan-ta-ta-chán!, el trabajo está terminado. Como podéis ver, un proceso muy sencillo para una ilustración muy sencilla.
¿Os ha gustado? Si queréis ver el proceso en vivo, os dejo el vídeo en mi canal de YouTube.
¡Hasta la próxima!
Felices garabatos.
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