¡Buenas!
Estaba yo tomando un refresco en una isla llena de piratas, cuando me fijé en uno. En seguida me di cuenta de que no era un pirata cualquiera. ¡Nada de eso! Tenía una pata de palo (ni se me ocurrió preguntarle cómo perdió la pierna) y, además, tras un par de jarras de ron (yo bebí limonada) me dijo que andaba muy liado buscando una isla y un tesoro. Me contó unas historias tan interesantes y divertidas con piratas, bucaneros, corsarios y tesoros, muchos tesoros, que le pedí permiso para dibujarle y por suerte para mí, aceptó.
¿Su nombre? John Silver pero, como nos hemos hecho amigos, puedo llamarle Long John Silver. ¡Menudo tipo!
Acuarelas, tinta y lápices de colores.
Felices garabatos.
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