Y he aquí un fragmento del famoso cuento.
Presta atención, que yo no miento.
Pues, cuando el príncipe enamorado
mandó a su criado a probar el zapato de cristal por todos lados,
lo intentó con dos hermanas,
que eran feas como ranas.
A una se lo probó con ahínco,
pero fue imposible; tenía un cuarenta y cinco.
Y con la otra fue peor.
¡Todo un horror!
Pues, cuando se descalzó,
el infierno se desató.
Porque un tufo nauseabundo,
furibundo y tremebundo,
dejó al criado del rey moribundo.
¡Qué peste de pie!
El criado, casi desmayado por el tufo desatado,
regresó al castillo,
mareado y asqueado.
Y, ahora está en la cama enfermito,
a sopitas y buen vino.
Y, colorín, colorado,
con pie atufado,
este cuento ha terminado.